Un RTD (Resistance Temperature
Detector) es un detector de temperatura resistivo, es decir,
un sensor de temperatura basado en la variación de la
resistencia de un conductor con la temperatura. Esto se debe a que al
incrementar la temperatura los iones vibran con mayor amplitud y así se
dificulta el paso de los electrones a través del conductor.
La variación de la resistencia viene dada por la siguiente fórmula:
R = R_0 • (1+ ∝ • ∆T)
Donde R_0 es
la resistencia inicial
∆T = T-T_0 es decir variación de la temperatura
∝ es el coeficiente de temperatura del conductor. Debe ser alto.
∆T = T-T_0 es decir variación de la temperatura
∝ es el coeficiente de temperatura del conductor. Debe ser alto.
Las características que deben tener los metales son un
alto coeficiente de resistencia y alta resistividad para que tenga mayor
sensibilidad y que haya una relación lineal entre la resistencia y la
temperatura.
El platino es el metal más óptimo, ya que, además de
cumplir las características, tiene un rango de temperatura mayor; pero, puesto
que es muy caro, se utilizan otros como el níquel o cobre.
Los dos tipos de RTD son: bobinado que permite la contracción y
dilatación del material sensible y laminado que tiene menor masa
térmica, es más económico, aunque con menor estabilidad.
Las ventajas de utilizar este tipo de sensores es que tiene un margen de
temperatura muy amplio; como tienen una gran sensibilidad, las medidas son
dadas con mucha exactitud y repetitividad; presentan derivas en la medida de
0,1ºC al año por lo que son muy estables en el tiempo. Los inconvenientes son
que el costo es más alto que el de los termopares o termistores, también
su tamaño será mayor limitando así su velocidad de reacción; son frágiles ante
vibraciones, golpes; se autocalientan más.
Por tanto, los sensores RTD son los más apropiados para aplicaciones en las que
la exactitud de la medida es lo importante.
Fuente: Ingeniatic.com
Sin duda muy buena info sobre los RTD.
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